Conseguir la motivación en los niños y niñas hacia la lectura es uno de los grandes retos de la actualidad social, puesto que estamos en un mundo cargado de información visual en movimiento, que prácticamente da todo hecho para que la mente humana no tenga que realizar apenas alguna función. Esto es algo peligroso, ya que nos alejamos de conseguir personas que mantengan actitud crítica porque los temas trabajados en los medios visuales últimamente dictan una gran distancia respecto a este cometido.
Ahora bien, que la Escuela haga la función de conseguir esta motivación es muy acertado pero el hecho de que la lectura sea un hábito correcto no debe convertir al simple hecho de leer en lo correcto. Me explico, es por ejemplo como cuando las familias ponen a los niños/as películas de dibujos animados y ya con ello piensan que está todo bien. La cinematografía de animación no siempre tiene porqué ser adecuada para niños/as, existen películas de este género con temas y tipos de humor más apropiados para un adulto. Volviendo al tema de la lectura, no quiero decir con esto que la tutora no cumpla este requisito, pero siempre debemos tener una selección inteligente de los libros que añadimos a nuestra biblioteca de aula. Yo he acompañado a los alumnos/as en muchas de sus lecturas y me he encontrado con argumentos muy simples que no ofrecen nuevas experiencias al alumnado y, peor, con ilustraciones de personajes que cumplen en su mayoría el canon estético de la sociedad occidental. Debemos optar por, por un lado, una mayor heterogeneidad en los argumentos, mayor diversidad en cuanto a la editorial (la mayoría eran de SM) e, incluso, buscar historias populares de otras culturas no occidentales para ofrecer a nuestros alumnos y alumnas una visión más amplia.
Igualmente, creo que la lectura rutinaria debería sacarse un mayor partido. Por ejemplo, muchos niños/as de la clase han leído a lo largo del curso el mismo libro, ¿por qué no hacer un debate sobre diferentes puntos de vista? ¿inventar entre todos/as un final alternativo?
La competitividad del 8 de Marzo
Estando acostumbrada a ver en general un ambiente poco competitivo en clase, este día me sorprendió mucho las reacciones de los niños/as. Se exigían mucho a sí mismos/as y a sus compañeros/as. Concretamente hubo un niño que lo pasó muy mal; tras terminar la carrera y habiendo quedado de los últimos, mientras nombraban los dorsales de los que pasaban a la semifinal no paraba de mirar su número esperando que lo llamasen; incluso, al terminar de nombrar el profesor, me dijo que había habido un error. Él creía mucho en sus posibilidades y al ver que no ganó se sintió muy mal y esto se reflejó en sus comportamientos de los siguientes días: más agresivo, más competitivo...
Es difícil en un mundo que siempre hemos observado que puesto ocupamos decidir no realizar ninguna competición, ¿qué sería entonces los juegos olímpicos o de los premios nobel? Una de mis grandes dudas que me quedan esta semana es justamente cómo trabajar este tipo de situaciones para que el alumnado no sufra? La única opción que se me ocurre es que no existan, que cuando se tengan que enfrentar a un momento así ya sean más mayores pero, esto es simplemente quitarme el problema de encima y que los niños/as lo resuelvan cuando les llegue.
Familias pobres VS familias ricas
Con este título me refiero a la sensación con la que me quedé tras la charla-actividad del día 10 de Marzo. El objetivo que tenía principal era que el alumnado observase las desigualdades sociales y como éstas son aún más acentuadas en el caso de ser mujer. Sin embargo, los alumnos/as sólo se quedaron con el concepto de "pobre de las familias pobres y que malas las familias ricas". Creo que este tipo de ideas así concebidas sólo hace adoptar una actitud de caridad y lástima hacia las personas con dificultades pero sin llegar a dejar huella. Es algo muy extendido, en los tablones de facebook vemos a todo el mundo compartiendo imágenes reivindicativas, frases...pero, ¿y en el mundo real? Es algo difícil a trabajar con el alumnado, ya que tampoco le podemos mostrar imágenes y situaciones duras, pero sí que debemos ir más bien por ese camino, por el camino de la comprensión y toma de conciencia y no por el de la lástima.
Por otro lado, la actitud del personal de la ONG, aunque no quisiera seguramente reflejar esto, dio algunas connotaciones que tampoco creo que sean justas. Por ejemplo, un niño escribió dentro del cómic de la familia rica en el bocadillo de la niña "hoy tengo clase de piano" y el personal lo dramatizó haciendo un gesto y una voz que pareciese que es de "mala persona" tocar el piano. La injusticia es que en la educación no se plantee una verdadera respuesta educativa cercana a las artes, tanto artísticas como musicales y que, además, la cultura general implante dichos actos como actividades para "ricos aburguesados". Esto lo he vivido de cerca, pues algunas personas al conocer que tocaba el piano enseguida me han relacionado con estar acomodada económicamente y con ser de una personalidad de tipo, tal y como se denomina popularmente, "pija". Pareciese que los medios de comunicación (televisión, internet...) nos quisiera meter estas ideas y que, de este modo, no nos parezca tan extraño que en la Escuela no exista una enseñanza artística.
La ideología de la maestra o el maestro
En esta semana me he dado cuenta de como el docente impregna de su propia ideología su discurso educativo y, sobretodo, como esto a veces es muy complicado de deshacer. Cuando hablé a los niños y niñas sobre América recalqué muchísimo mi perspectiva sobre cómo Europa masacró América, lo cual nos han vendido muchas veces como cómo Europa salvó y humanizó América. En mi opinión debía impregnar de mi punto de vista la explicación justamente porque en muchos otros lugares se encontrarán la otra visión. No digo con esto que la otra opción era dar la versión de América humanizada por Europa, quizás debía no haber dicho nada, no posicionarme y que ellos/as reflexionaran. Podría incluso haber hecho un debate para conocer las opiniones y potenciar la actitud crítica.
Mis progresos como docente
Esta semana me he visto progresar como maestra. He manejado mejor la clase, pienso que he actuado mejor como coordinadora-mediadora a la hora de que los niños/as expresase su opinión. He valorado mucho más la necesidad de una organización previa (muy previa) a la hora de dar la clase: días antes recopilando información y esquematizando las ideas de la forma más clara posible. Sin embargo, observo que tengo muchos problemas de adaptación al nivel del alumnado. Tengo que aprender a hablar más coloquial, con una jerga más propia de la edad de los niños/as y, sobretodo, repasar mucho más los conceptos aprendidos.
En el momento que más fui consciente de esta necesidad propia como docente fue el día 10 de Marzo, en el momento del baile. Me di cuenta que no tenía una idea clara sobre las habilidades psicomotrices de cada edad, y los niños/as se descoordinaban muchísimo en los pasos, pues eran pasos muy complejos para ellos. Ese mismo día estuve pensando todo el día, solución: simplificar los pasos, pasos que sólo cuenten con un único movimiento. Probé con algunos alumnos y alumnas la nueva versión del baile el viernes de esta misma semana y ya sí sabían sacarlo adelante, incluso me decían "esto sí".
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